Ninguno de ellos reunía las condiciones necesarias para alzarse con la victoria, sin embargo, todos estaban dispuestos a hacer valer sus méritos. Cuando vieron la oportunidad, no la dejaron pasar. Se abalanzaron como animales hambrientos. Finalmente, todos lograron subirse al carro de la victoria… y entonces la pobre murió aplastada.
marzo 13, 2008
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1 comentario:
de pronto me alegró no llamarme victoria.
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