Juan abrió los ojos y vio todo gris. Le dolía la cabeza, no sentia las piernas. Tampoco había sentido el impacto: caminaba pensando en su despido, el llanto telefónico de Clara, el remate inminente.
La estampida de rinocerontes de anoche había sido advertencia. Y él creyendo que era un sueño...
by Cassandra
1 comentario:
Pobre Juan!
Son tan lindos los rinocerontes... Muy grises pero lindos.
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