El abogado descansaba en su flamante mansión. Obtuvo su fama y fortuna al haber salvado de la cárcel al inocente que había sido descubierto en la situación más culpable del mundo. Mientras tanto, el inocente se encontraba profanando la tumba de la víctima, redimiéndose por no haber cometido el crimen.
febrero 20, 2009
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1 comentario:
Es como la segunda parte de esto por si a alguno le interesa (no es por autopromoción, es que así son las cosas)
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