junio 18, 2009

Chat. Chat. Chato

Una maldición le acható el culo allá por los 80, cuando aceptó el trabajo de data entry.
Chateando encontró el aviso: “obtené ya la cola que siempre deseaste”. Pidió, ilusionada, una entrevista con el Doctor Riviera.
Fue inútil el juicio por mala praxis.
El culo de mandril no puede revertirse.


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