Su buena onda eterna (hipócrita al fin) la hacía la más popular donde fuese.
Muy de vez en cuando, se apiadaba de mí y me visitaba para descargar su conciencia.
La última vez, le convidé café.
Una lástima, se me fue la mano con la estricnina.
by Pilar
1 comentario:
ya me decían que el café es dañino para la salud
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