Todo comenzó con pequeños mordiscos en mi costado izquierdo, imperceptibles, placenteros;
los dientes crecían y su único alimento era mi carne. Qué delicioso vacío recordar sus dientes
llevándose mi aliento, ante la insensibilidad de la luna. Y aun sigue transitando por esta red de
arterias cuando el vino no alcanza...
by Julliette
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