Firmen mi fotolog, decía. Ella aparecía rubia, sonrosada, resplandeciente.
Todas las santas noches él tipeaba su dirección y escribía y el mundo se veía bueno y ella era linda y todo estaba bien.
Desde que pusieron Internet, él - como Gramsci - le escribía desde la cárcel. Quince minutos libre.
Todas las santas noches él tipeaba su dirección y escribía y el mundo se veía bueno y ella era linda y todo estaba bien.
Desde que pusieron Internet, él - como Gramsci - le escribía desde la cárcel. Quince minutos libre.
2 comentarios:
interesante, muy mucho. a mi mente (perversa para variar) se le ocurri� una variaci�n....
pero no s� si publicarla en este comentario :P
felicitaciones!
Pilar, muy bueno!
Subjuntivo, me encantó la idea, buenísimo leer estas minisagas!
Saludos!
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