junio 27, 2008

Ángel

Apoyó las rodillas en el piso.
Agachó la cabeza.
Juntó las manos.
Habló en voz baja. Recordó las mujeres, los niños; golpes, gritos, sangre, sudor y llanto.
Pidió perdón sin derramar una sola lágrima.
Una voz oscura concedió el perdón.
Se levantó. Respiró hondo. Salió.
Al cruzar la puerta, sonrió.


5 comentarios:

m dijo...

Barreda? ;)
Me gustó.

Subjuntivo dijo...

Jaja, no, no había pensado en él ni por un segundo, pero ahora que le releo, bien podría ser... Pero no.

Gracias!

S.

gerund dijo...

}:-)

Puercoespín dijo...

Me encantó cuando lo leí (y me estremeció). No sé por qué no lo comenté aquella vez. Tal vez por el estremecimiento!

Subjuntivo dijo...

Gracias gerund, gracias Puercoespín!


S.

 


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