Salió tranquilo, ignorando los gritos y el caos. Entró al bar de la esquina y pidió Blenders. Tuvo tres minutos de paz, mientras se acercaban las sirenas. Cuando los vio en puerta, apuró el último trago y, por segunda vez en el día, hizo Feng-Shui con sangre en la pared.
by Juan (otro)
No hay comentarios:
Publicar un comentario