by Nicolás
junio 04, 2009
La odisea
Hoy Atenea tiene que encarnar en cualquiera para dar consejo. Aquel día un perro sarnoso me ladró sin razón aparente; pero mi corazón oyó a la Diosa: “tócale las nalgas a esa chica”. Hoy me dicen “Violín de Devoto”, y, como buen griego, descubrí por experiencia que prefiero mullidos hombres.
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2 comentarios:
Los dioses olímpicos, siempre con sus bromitas.
Claro porque en Devoto no había chicas para tocar
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