Metía su lengua carnosa y morada y la sacaba. Volvía a hacerlo una y otra vez, a un ritmo acelerado, hasta acabar. Después se limpió con el puño los restos de dulzura que quedaron alrededor de su boca y se quedó pensando si también comería el cucurucho. Cosa que hizo.
junio 01, 2008
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3 comentarios:
inquietante
Jaja!!
Buenísima!
Para los que no les gustan las mini sagas de muerte (y para los que sí, ¿por qué no?)
buenisimo
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