septiembre 27, 2010

Madurar

Maduraba y no sabía lo que venía, lo que le esperaba al final. Se sentía enferma, le decían que así era madurar. Un día se sentó a los pies de la cama con dolor de cuello. Maduró, su cabeza enorme y roja rodó, cayó y quedó junto a la biblioteca.

by Guantes de lana

5 comentarios:

Estar latiendo dijo...

Hermoso. ¿Qué más puedo decirte yo?

Diego Ariel Vega dijo...

Ah, bueno, también en "Minisagas", en tan solo 50 palabritas Gastón nos sorprende y nos abriga con sus mágicos "Guantes de Lana"

Ya decía yo, que en ese consejo de sentar cabeza, de crecer y madurar había algo que me generaba desconfianza.

Buenísimo...me encantó.

Guantes De Lana dijo...

Ju: Gracias amor.

Diego: No confíe en los que le dicen de sentar cabeza y madurar, todos quieren que perdamos la cabeza.

Anónimo dijo...

Genial! Pero al sentar la cabeza, ¿los pies van al suelo o al aire?

Guantes De Lana dijo...

Jddio: También podrían ir de cote los pies.
Salute

 


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