Había perdido toda su familia. La resignación cubría su rostro y empujaba el mentón sobre su pecho, el cansino andar se detuvo frente a la cruz, se arrodilló.
-¿Por qué…?-, alcanzó a murmurar.
El disparo agujereó su nuca y el cuerpo se desplomó contra la esvástica, tallada en el escritorio.
-¿Por qué…?-, alcanzó a murmurar.
El disparo agujereó su nuca y el cuerpo se desplomó contra la esvástica, tallada en el escritorio.
by El viejo Eternauta
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